martes, 18 de septiembre de 2018

ORACION A MARIA FELICIA DE JESUS SACRAMENTADO


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Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que te complaces en poner tu morada en el corazón de los hombres; 
te damos gracias por haber encendido en la Venerable María Felicia el fuego de tu amor, impulsándola a gastar su juventud en el apostolado laical y a inmolararse por todos en la vida contemplativa.

 Te alabamos y bendecimos, porque, con su ejemplar figura, nos manifiestas tu bondad de Padre y Amigo, y las exigencias totales del verdadero amor. 

Te rogamos nos concedas por su intercesión, la gracia que ahora te suplicamos,........ si es para tu mayor gloria y bien de las almas. 
Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria al Padre.

jueves, 6 de septiembre de 2018


Qué bien se está, Jesús, cuando se está contigo.
Las rodillas en el suelo y los brazos en cruz;
Media noche y rodeada de misterio,
Solo el alumbrar de algunas estrellas la luz.

Qué bien se está, Jesús, cuando se está contigo,
Reclinada la frente sobre tu pecho, ¡así!;
Y mientras, van pasando las horas más sublimes,
Como el perfume suave de aquel blanco jazmín.
Qué bien se está, Jesús, cuando se está contigo…

Que toda la celebración y todo lo que hoy estamos para vivir nos lleve siempre a ese Centro, a ese final y principio que nos mostró en su vida. Hoy, más allá y más acá, en el corazón de la multitud y de la grandiosidad del evento, recogidos y contemplativos con tantos hermanos y hermanas de todo el mundo, en comunión sin distancias, sin dejarnos deslumbrar de los focos y las cámaras, más allá de sentimientos triunfalistas, Qué bien se está, Jesús, cuando se está contigo.
Las rodillas en el suelo y los brazos en cruz;
Media noche y rodeada de misterio,
Solo el alumbrar de algunas estrellas la luz.

Qué bien se está, Jesús, cuando se está contigo,
Reclinada la frente sobre tu pecho, ¡así!;
Y mientras, van pasando las horas más sublimes,
Como el perfume suave de aquel blanco jazmín.
Qué bien se está, Jesús, cuando se está contigo…

Que toda la celebración y todo lo que hoy estamos para vivir nos lleve siempre a ese Centro, a ese final y principio que nos mostró en su vida. Hoy, más allá y más acá, en el corazón de la multitud y de la grandiosidad del evento, recogidos y contemplativos con tantos hermanos y hermanas de todo el mundo, en comunión sin distancias, sin dejarnos deslumbrar de los focos y las cámaras, más allá de sentimientos triunfalistas, nuestro corazón acepta el reto de la entrega y del agradecimiento.nuestro corazón acepta el reto de la entrega y del agradecimiento.

ORACION


Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que te complaces haciendo tu morada en el corazón de los hombres; te damos gracias  por haber hermoseado a la Venerable María Felicia con el fuego de tu amor, impulsándola a gastar su juventud en el apostolado laical y en la inmolación en la vida contemplativa. Te alabamos y bendecimos, porque, con su ejemplar figura, nos manifiestas tu bondad de Padre y Amigo, y las ilimitadas exigencias del verdadero amor. Te rogamos nos concedas por su intercesión, la gracia que ahora te suplicamos, si es para tu mayor gloria y bien de las almas. Amén.

LA CITA


Dejadme, que voy de prisa,
tengo cita con mi Amado,
que, si llego tarde a su lado,
ya en sus labios no brilla la risa.
Dejadme, que voy apurada
que estoy loca por llegar,
que no sea que el lugar
encuentre por otra ocupada.
Tengo que llegar a hora,
para sentarme a su mesa,
donde en vez de la cerveza
su sangre pura me ofrece;
y donde como manjar
ofrece a su ingrata amada
su cuerpo ya traspasado
de amor, de dolor y de paz.
Dejadme, que voy de prisa,
tengo cita con mi Amado;
dejadme, que voy apurada,
tengo prisa por llegar.
Villarrica, 25.5.1943

Todo te ofrezco, Señor
Sí, todo te ofrezco, Señor,
todo cuanto hay en mí:
las alegrías de mi alma,
las agonías sin fin.
Todo te ofrezco, Señor:
mis trabajos, mis pesares,
las notas de los cantares
que a (sic) continuo elevo a Tí.
Todo cuanto hay en mí,
todo te ofrezco, Señor,
para que sea de mí
lo que te plazca, mi Dios.
Toda entera y sin reserva,
haz que me llegue a subir,
para estar contigo siempre,
aunque me cueste “morir”. 
Amén.

JUNTO AL SAGRARIO



Allí en el silencio del Sagrario
quisiera desnudar mi pobre alma,
bañarme con dolores de Calvario,
sufrir como Jesús, amar como Él nos ama.
Dejarme arrastrar por la corriente
de pura y limpia brisa perfumada
de incienso, y elevarme sin demora
al fondo mismo que en Jesús se halla.
Ya junto a su estrado regio,
confundida entre el lodo y la miseria,
contarle todas las penurias mías,
pedir perdón por mi inhumana vida,
dejarle ante sus pies mis oraciones,
dejarle entre sus manos mis trabajos,
dejar que sólo Él dirija el paso.
De mis acciones y de toda mi persona;
contarle en confidencia muchas cosas;
hablar, hablar con Él como a un amigo,
decirle que lo quiero, que lo amo,
y en premio de mi amor, Él me perdone.

La Hostia elevada..., con nívea transparencia,
con resplandor divino irradia en el altar;
yo quiero que mi vida, trocadas las substancias,
cual Hostia consagrada, tras sí deje un camino
de intensa claridad.
Yo quiero en sacrificio, cual víctima inmolada,
mi vida se consuma en santa Caridad.
¡Señor!, por la Hostia pura, el Pan de Vida Eterna
y el Cáliz de la Sangre de nuestra Redención,
concede a los que unidos así te suplicamos.
Perdón de nuestras culpas y Eterna Salvación.
¡Señor mío y Dios mío!

El Hallazgo del cerebro incorrupto de Maria Felicia de Jesus Sacramentado ( Chiquitunga)


CHIQUITUNGA
                                    
Los médicos que lo encontraron explicar los pormenores del proceso por primera vez
Era un día de septiembre del año 2011. La doctora Alba Núñez de Diez Pérez, especializada en clínica general, había sido convocada por las religiosas del convento de las Carmelitas Descalzas en Asunción, Paraguay.

Su misión era colaborar con la limpieza de los restos de María Felicia Guggiari, quien como religiosa adoptó el nombre de María Felicia de Jesús Sacramentado, pero popularmente se la conoce como Chiquitunga, una mujer nacida en la localidad de Villarrica y fallecida en el año 1959.

Sin embargo, nunca imaginó que aquella ida al convento –y ese trabajo que contó con la colaboración algunas religiosas-  su vida y testimonio como profesional cambiaría para siempre.

“Sacamos todos los huesos y tratamos de armar el esqueleto. Tratamos de ubicar hasta los huesitos de los dedos. Lavamos cada hueso. Cuatro hermanas me ayudaron con las tareas. El trabajo se extendió por varios días. El martes 27 llegó el momento de lavar el cráneo. Me percato de que dentro hay algo que pensamos era un huesito. Tratamos de sacarlo y una de las hermanas me dijo que parecía un cerebro. Yo le dije que eso era imposible, ya que es lo primero que desaparece tras la muerte”, expresó la doctora a Última Hora, medio que reproduce a través de un reportaje cómo fue el hallazgo del cerebro incorrupto de quien próximamente se convertirá en la primera beata de Paraguay.

“Buscamos un sitio con mayor iluminación y, al dar la luz del sol, dije: ‘¡Dios mío, era el cerebro!’ Logramos sacarlo con sus dos hemisferios y el cerebelo. Encajaba perfectamente. Algo imposible, una gracia de Dios”, confesó la doctora, quien al principio se había manifestado incrédula con respecto a lo que estaba viendo, pues estaba limpiando los restos de alguien que había fallecido hace más de 50 años.

“Hablé con varios colegas, antropólogos, anatomopatólogos. Todos me dijeron que no tienen una experiencia similar, que es un milagro. Es imposible que algo esté así sin la gracia de Dios”, aseveró esta mujer que nunca había accedido a hablar con los medios de comunicación hasta el momento, da cuenta Última Hora.

Un neurocirujano también lo vio y opinó
“Cuando paso a revisar, encuentro un cerebro totalmente petrificado del tamaño de una naranja pequeña. Se identificaba perfectamente el cerebro, el cerebelo y el tronco cerebral. Estaban bien intactos con todas las características fenotípicas propias de la estructura anatómica y bien identificable. Tenía un color beige. A partir de ahí, les dije que se trataba de un cerebro”, dijo a Última Hora el neurocirujano Elio Marín Sanabria, integrante de una comisión de especialistas que analizaron el cerebro encontrado.

“Esta es la parte que se degrada primero cuando morimos. Es llamativo que esta persona ya había muerto hace más de 50 años. Ella murió por una infección. La causa de muerte, la humedad, las malas técnicas de mantenimiento de los cuerpos de entonces hacen que su conservación sea muy rara”, agregó.

El dato del clima paraguayo, por lo general un lugar más cálido que otros en donde se han hallado cuerpos incorruptos a lo largo de los últimos siglos, también fue algo que sorprendió a este médico, quien aseguró que al momento de dar con este tema no sabía de la existencia de Chiquitunga. Desde ese momento, expresa, no ha dejado de recomendar a pacientes que se encomendaran a la beata.

Desde ese momento se creó una comisión ad hoc junto a otros profesionales, quienes continuaron el estudio del proceso a través de varias reuniones.

EL MILAGRO




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El milagro, aprobado ya por el Papa Francisco, se refiere al caso de un recién nacido paraguayo que presentó complicaciones en el parto y que estuvo veinte minutos sin signos vitales tras cortar el cordón umbilical. El recién nacido   recuperó sus signos vitales luego de 20 minutos de haber sido dado por muerto y que la obstetra invocara a Chiquitunga.

La obstetra Blanca Duarte sabía que de un momento al otro debía ir a comunicarle la triste noticia a los padres. “Se trajeron tres balones de oxígeno en el lapso de 20 minutos. Luego viene llegando el anestesista con el suyo y hace el mismo procedimiento, y es entonces que, llorando y con los brazos abiertos, le pidió a Chiquitunga que interceda a su favor para que obre el milagro de la vida” Tras casi 40 minutos de maniobras, y la oración de Duarte, el niño mostró signos vitales. Ángel Ramón, pese a cualquier pronóstico, hoy lleva una vida absolutamente normal.

Luego de que la comisión médica del Vaticano reconociera, el 1 de junio de 2017, que científicamente no se puede explicar esta curación, el caso pasó a ser estudiado por los teólogos de la Congregación para la Causa de los Santos, quienes el 30 de noviembre reconocieron por unanimidad este acontecimiento como un milagro.

La junta médica del Vaticano reconoció, que no hay explicación científica en una curación que se atribuye a la intercesión de la religiosa

El 6 de marzo de 2018, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a Su Eminencia Reverendísima el cardenal Angelo Amato, S.D.B., Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Durante la audiencia, el Sumo Pontífice autorizó a la Congregación a promulgar el decreto para reconocer los hechos aquí narrados como un milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María Felicia del Santísimo Jesús.



miércoles, 5 de septiembre de 2018

La vida de Chiquitunga fue una Misa


¡Todo está dicho en el titulo! 
Como tal ella vivía su vida diaria: 
A la escucha de la Palabra, en ofertorio, como consagración y como comunión..., 

En sacrificio perpetuo unido al de Jesús en el Calvario y en el Altar.
En su primera juventud en Villarica hacia una trampita a sus padres
para poder ir a su misa diaria antes de las clases...
Como sus papás no estaban de acuerdo con que salga en ayunas, ella dejaba una taza con gotitas de café y de leche con unas miguitas de pan.


La Misa ... ¡Cita con Jesús! aquí colocamos parte de su poemita:

"Dejadme, que voy de prisa, tengo cita con mi Amado" ...

Era un recurso poético para quien no comprendía la importancia que para ella
significaba aquel encuentro tempranero que tenía con Jesús.

Pronto se apercibió que la Eucaristía era la fuente de su vida y de su fuerza.

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martes, 4 de septiembre de 2018

María Felicia de Jesús Sacramentado

            

 Así se llamaba en religión la joven paraguaya carmelita descalza beatificada en Asunción el pasado 23 de junio, cuyo encuentro definitivo con el Señor se dio en sus jóvenes 34 años de edad, el 28 de abril de 1959. En su país natal, todos la llaman "Chiquitunga"; como fue apodada por su familia y en sus círculos sociales.

A ejemplo del Sol de su vida que fue la Eucaristía, ella fue una víctima que se inmoló por Él, como laica comprometida con la Iglesia primero, y como religiosa de clausura después. "Me he ofrecido como pequeña víctima por los sacerdotes", refirió cierta vez.

Su espiritualidad sencilla y penetrante, va directo a lo esencial sin grandes rodeos, y está en consonancia con los vuelos místicos de las tres grandes Teresas: la Santa Madre Teresa de Jesús, Santa Teresita del Niño Jesús y Santa Teresa de los Andes. María Felicia de Jesús Sacramentado, sigue el surco abierto por ellas, muy especialmente por la de Ávila, la gran reformadora del Carmelo.

Como las tres, también la nueva Beata dejó escritos de profundo sentir cristiano y carmelitano. "Tengo sed de una entrega total", escribió. ¡Cuánta cosa está dicha en esta corta frase! Este es un ideal de vida, el más sublime que se pueda imaginar.

De los "Amigos del Carmelo Teresiano" se recoge una afirmación bellísima a propósito de ella: "su vida fue una Misa, en la escucha de la Palabra, en ofertorio, como consagración y como comunión". Ya próxima a su muerte llegó a escribir: "Si no fuera por este Pan, ese Pan de Vida, no sé lo que de mí hubiera sido". Jesús Sacramentado, de quien tomó el nombre, fue su fuerza, junto con María, a quien se consagró como esclava de amor.

Chiquitunga escribió un breve relato de vida que fue publicado por las Carmelitas Descalzas del Paraguay bajo el título de "Diarios Íntimos". Igualmente conocemos algunas poesías de encantadora simplicidad y densidad teológica, bien como 61 cartas escritas de su puño y letra.

En su pluma palpita un amor apasionado de combatiente. Ella no concebía la existencia vivida en mediocridad. A decir verdad, a cualquier bautizado se le pide integridad y no medias tintas; pero ella fue de los pocos que logran esa coherencia consumada, renunciando al amor humano y a promesas de bienestar personal y de prestigio social que tantas veces el mundo no deja de presentar, engañosamente, como alternativa.

No es el caso de retratar en estas líneas toda una vida que, aunque corta, fue fecunda. Apenas dejo aquí transcriptos unos versos que muestran su perfil eucarístico. Son rimas sin pretensión pero muy hondas. No son para nada de erudición académica o literaria; son versos de un niño o de una niña... de aquellos que entran -y solo ellos- en el reino de los cielos.

BREVE BIOGRAFÍA



María Felicia, familiarmente “Chiquitunga”, nació en la familia Guggiari Echeverría en Villarrica, Paraguay, el 12 de enero de 1925.

Desde muy joven el corazón de Chiquitunga ardía de amor a Jesucristo, y se consumía de celo apostólico: el deseo de colaborar con Jesús en su obra salvadora.

A los 16 años se alistó en las filas de la Acción Católica de la que fue miembro entusiasta y dirigente abnegada. Se consagró a servir a Dios. Lo encontró en los niños en la catequesis, en los jóvenes trabajadores o universitarios con sus problemas, en los pobres, enfermos y ancianos en sus necesidades materiales y espirituales. Trabajó primero en Villarica, luego en Asunción. Sobre aquellos tiempos de apostolado escribió:

En todos los trabajos que estoy realizando trato de poner el sello de nuestro espíritu cristiano, porque quiero que todo se sature de Cristo y donde quiera que sea pueda dejar un rayito de luz.
No sabría explicarle la ansiedad, el deseo intenso de trabajar exclusivamente, entregada en cuerpo y alma por causa de Cristo, al apostolado; sed, verdaderamente sed, tengo de una inmolación mas efectiva.

Logró un olvido total de si misma para entregarse a Dios y al prójimo. Su amor por los pobres y por los que sufren fue excepcional. Hablando de "sus viejitas" de Villarica escribe:

Nunca imaginé que sería tan feliz llevando consuelo a quienes con su dolor hacen posible nuestra vida... Recorriendo hogares, prodigando aunque sea tan solo una sonrisa como fruto espontáneo de la gracia palpitante en nuestras almas, encendido nuestro poco de Amor Divino. 
Ser apóstoles, Señor, que hermoso sueño".

Al poco tiempo de haberse entregado en la vida contemplativa, enfermó de una hepatitis infecciosa. Tenía 34 años, y poco antes de morir, clamó: “Papito querido, ¡qué feliz soy!; ¡Qué grande es la Religión Católica!; ¡Qué dicha el encuentro con mi Jesús!; ¡Soy muy feliz!; ¡Qué dulce encuentro! ¡Virgen María!”.